Portada: Macharaviaya sobre 1920. Foto: Bancroft Library OAC California

viernes, 15 de enero de 2021

La Gálvez desconocida

El hallazgo tiene ya algún tiempo y nos ha impactado a los que -como Aurora Luque y un servidor- nos hemos dedicado al estudio de los Gálvez, y en concreto a la escritora María Rosa de Gálvez y Ramírez de Velasco.

La investigadora Elisa Martín-Valdepeñas ha descubierto la existencia de una hija natural de la ilustre escritora, concebida con el militar José de Irisarri y Serti, antes de su matrimonio con su primo José de Cabrera y Ramírez.

Esta niña fue reconocida y bautizada como María Josefa de la Pastora de Irisarri y Gálvez. La historiadora ha encontrado un testamento de María Rosa de Gálvez otorgado en Madrid el 21 de septiembre de 1799, ante el notario Lorenzo Menéndez García:

También declara tiene por hija Natural a doña María Josefa de la Pastora Irisarri y Gálvez, habida con Don Josef Irisarri Capitán de Fragata de la Real Armada, hallándose ambos solteros, y sin impedimento Canónico a poder contraer Matrimonio, que no verificaron por otros motivos que lo impidieron; la cual se halla en la Edad de diez años poco más, o menos.

Es decir la niña nació sobre 1788/1789, poco antes de que María Rosa contrajera matrimonio con José de Cabrera y Ramírez, con quien tuvo otra hija, Mariana de Cabrera y Gálvez.

La maternidad extra-matrimonial de María Rosa ofrece interesantes perspectivas para el estudio. En primer lugar la coherencia de la madre al reconocer y testar a favor de su hija, e incluso pedir en el testamento a su prima, la marquesa de Sonora, que preservara a la niña de los pleitos en los que ambas estaban enzarzadas. También el fuerte concepto familiar de los Gálvez, que no dejaba fuera a ninguno de sus miembros.

La descubridora de tan importante hallazgo biográfico se interroga por las razones por las que la madre adoptiva de María Rosa, Mariana Ramírez de Velasco, viuda de Antonio de Gálvez, había dejado en su testamento de 1793, un legado específico su nieta Mariana de Cabrera y no a la otra nieta, María Josefa de la Pastora Irisarri. En este caso yo puedo aportar la respuesta: Mariana deja el principal de su herencia a su hija María Rosa pero aparta un legado para la nieta que lleva su sangre y su apellido (pues doña Mariana era prima-hermana de la madre de José de Cabrera, Ana Ramírez del Pino). Y aunque esta predilección por una nieta y no por otra puede hoy resultarnos incluso cruel, no era algo extraño en un tiempo en que el poder de la sangre era de gran importancia. De la misma forma, Mariana aparta otros legados destinados a otros sobrinos carnales.

Desgraciadamente ninguna de las hijas de María Rosa de Gálvez llegó a edad adulta. María Josefa de la Pastora debió morir al poco tiempo del testamento de su madre de 1799. En su último testamento, días antes de morir en 1806, María Rosa de Gálvez dejó su herencia a su prima María Josefa de Gálvez y Valenzuela, segunda marquesa de Sonora.

Para quien desee leer el excelente artículo de Elisa Martín-Valdepeñas, dejo el enlace del artículo, publicado en la revista Dieciocho:

María Rosa de Gálvez: nuevos datos para su biografía

Eugenio Lucas Velázquez, La misa de parida

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