La familia Gálvez de Macharaviaya fue propietaria de numeros bienes, entre ellos unos cortijos situados en el municipio malagueño de Torremolinos. Reproduzco parcialmente, un artículo que publiqué en el semanario Torremolinos Información. Es interesante ver el sentido de clan familiar que tuvieron los Gálvez, y cómo la escritora María Rosa de Gálvez, sobrina del marqués de la Sonora y prima-hermana del virrey Bernardo, participaba plenamente de los acontecimientos y negocios de la familia.
Fue el coronel don Antonio de Gálvez, Comandante de la Bahía de Cádiz, el que adquirió dos fincas en Torremolinos: los cortijos del Pilar y de Sturla, entre los partidos de Arraijanal y el propio Torremolinos.
El cortijo del Pilar fue adquirido por don Antonio el 7 de junio de 1785. Lindaba con tierras del convento de San Bernardo, cortijos de Limonar y de la Torre, tierras de los Cardos y cortijo de Sturla.
El cortijo de Sturla, llamado también de Lucena, estaba situado en la parte de levante respecto del Arroyo por donde vienen las aguas de los Molinos del Gazpacho y Arzanla. Lindaba con el cortijo del Pilar, tierras de doña Micaela Borrego (Tomillares), de los herederos de doña María de Flores, cortijo de la Torre y camino de Torremolinos. Tenía casa, huerta, tierras de riego y de secano, tres hazas de tierra y el molino harinero de San Francisco Javier. Fue adquirido por Antonio de Gálvez el 14 de junio de 1786.
Don Antonio cedió en 1790 el uso de ambos cortijos a su hija adoptiva –tenida por hija natural- doña María Rosa de Gálvez y a su marido don José de Cabrera. No obstante, a la muerte de Antonio de Gálvez en 1792, su hija recibe otros bienes. Y los cortijos de Torremolinos pasan en herencia a María Josefa de Gálvez, segunda Marquesa de la Sonora, sobrina de don Antonio.
Doña María Josefa, hija del Ministro José de Gálvez, estaba casada con el Conde de Castro-Terreño, gentilhombre de Cámara del Rey Carlos IV. La guerra de la Independencia paraliza toda actividad legal, y no se instituyen herederos hasta diciembre de 1816.
Al año siguiente falleció en Madrid, muy joven, la II Marquesa de Sonora, sin hijos, y como su prima María Rosa había muerto también sin descendencia en 1806, sus bienes pasan a los hijos de su difunto primo el Virrey Bernardo de Gálvez, ya que debían permanecer en la familia Gálvez y no podían ser heredados por los cónyuges.
Los hijos de Bernardo de Gálvez, que llegan a edad adulta, fueron dos: doña Matilde y don Miguel de Gálvez y Saint-Maxent.
Detalle de un grabado de 1790. Miguel de Gálvez y Saint-Maxent y sus hermanas Adelaida d´Estrehan y Saint-Maxent (hermana de madre) y Matilde de Gálvez y Saint-Maxent |
Don Miguel de Gálvez, segundo Conde de Gálvez, era afrancesado y había seguido las banderas de José I Bonaparte. Tras la expulsión del rey intruso, Miguel debe exiliarse y los cortijos de Torremolinos son incautados por el gobierno. Doña Matilde, ya tercera Marquesa de la Sonora, comparece en julio de 1817 y reclama la administración de sus bienes y los de su hermano.¿Llegó a hacerse efectiva la venta? podemos ponerlo en duda, ya que del año 1838, el Diario de Madrid (2 de diciembre) publica una subasta de bienes ordenada por el Juez de Primera Instancia don Miguel María Durán en la que, para pago de acreedores, se venden una serie de fincas que pertenecieron a los Gálvez:
Doña Matilde de Gálvez, casada con el mariscal de campo Raimundo Capece Minutolo, hijo de los Príncipes de Canosa, pasa a residir a Nápoles. Don Miguel estaba exiliado en París, donde llegó a estar arrestado. La partición de la herencia entre los dos hermanos se hace, mediante apoderados, en 1821.
Finalmente Miguel de Gálvez es perdonado y regresa del exilio. Los múltiples viajes han ocasionado cuantiosas pérdidas, viéndose obligado don Miguel a “vender por pura necesidad los bienes libres que en aquellos puntos le correspondan, provenientes del señor don Antonio de Gálvez, su tío, que previno que pudiesen enajenarse por sus herederos teniendo necesidad para ello”, como declara en una escritura de 1822. Miguel de Gálvez hace referencia en los documentos a haber fallecido "mis tías María Josefa y María Rosa de Gálvez".
- Un lagar nombrado de Linares al partido de Campanillas, término de la villa de Almogía, retasado en la cantidad de 153,530 reales,
- Un cortijo nombrado del Pilar, en el partido del Arraijanal, término de la población de Torremolinos, valorado nuevamente en la suma de 76,350 reales.
- Otro cortijo llamado de Gálvez en las Rosas de Velez, en los partidos de Periana y la Viñuela, retasado en 69,930 reales.
- Una huerta nombrada la Quinta de los Ángeles ó de Don Matias, situada en la inmediación de Macharaviaya y su término, al partido del arroyo de Iberos, valorada en la cantidad de 34,187 reales 11 mrs. y un tercio.
- Una casa con su portal accesorio, sita en la calle del Muro de Santa Ana , ó callejuela de la Acequia de la ciudad de Málaga, número 33 de la manzana 83, retasada en 36.126.
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